La piedra natural, gracias a su dureza y durabilidad, es una apuesta sostenible en el tiempo, permitiendo además un importante ahorro en costes de mantenimiento.
Asimismo, su elevada inercia térmica confiere a la piedra natural un gran poder aislante que repercute en un considerable ahorro en climatización, aislamiento térmico y acústico.
La versatilidad de la piedra natural hace de ella un material adaptable a cualquier superficie, capaz de integrarse con el medio natural.
La huella ecológica de la elaboración de la piedra natural es muy baja ya que no se necesitan grandes cantidades de energía para su transformación. Además, el uso de agua en circuito cerrado permite un uso responsable de este bien tan preciado.
